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La campaña de Trump se adaptó a la nueva generación de votantes, aquellos que prefieren recomendaciones de personas a las que siguen y en las que confían, reduciendo asimismo el gasto en publicidad.
La estrategia de una campaña diferente: Trump y el mundo de los influencers
Trump, conocido por su habilidad para captar la atención en redes (ya sea para bien o para mal), optó en estas elecciones por dejar de lado los anuncios de Facebook e Instagram. Dirigiendo su atención hacia influencers, por ejemplo de YouTube, y del mundo del podcasting, consiguiendo una campaña mucho más barata. Y es que conocidos influencers como los Nelk Boys y Adin Ross, se convirtieron en embajadores de su mensaje, alcanzando a miles de usuarios que consumen contenido más extenso y directo. Esta vez, en lugar de un simple ‘me gusta’, la campaña buscó una interacción real que generara un vínculo con la audiencia.
«Desde el 6 de marzo, durante el ciclo electoral más reciente, los demócratas, incluidas las campañas de Biden y Harris y grupos de apoyo externos, superaron en gasto a los republicanos, con 1.600 millones de dólares frente a los 956 millones», explica NPR. Según un informe de eMarketer, mientras la campaña de Kamala Harris invertía millones de dólares en anuncios de Instagram, Trump se enfocaba en crear vínculos con personalidades de redes sociales que tuvieran una base de seguidores fieles y en la misma línea de pensamiento político.
Por ejemplo, durante la semana posterior al único debate presidencial, la campaña de Harris gastó más de 12 millones de dólares en Facebook e Instagram, mientras que la campaña de Trump se limitó a poco más de 600 mil dólares. A pesar de estos datos, las de 2024 han sido las elecciones generales más caras de la historia, con la mayor parte del gasto destinado a medios de comunicación y publicidad, tal y como informa MediaPost.
Trump y Elon Musk: los polos opuestos ¿se atraen?
Uno de los factores clave que permitió a Trump reducir su inversión en redes tradicionales fue el apoyo de Elon Musk, ahora dueño de X (antes Twitter). Musk, con una posición favorable hacia los candidatos republicanos, facilitó una mayor visibilidad de los mensajes conservadores sin que la campaña tuviera que destinar grandes sumas a la promoción de contenidos. Este «efecto Musk» ayudó a reducir los costes publicitarios, haciendo que la estrategia de Trump fuera aún más rentable y eficiente.
Además, el presidente electo aprovechó su respaldo en plataformas y medios conservadores, que amplificaron su mensaje de forma casi orgánica. Gracias a esta red de medios alineados, la campaña republicana consiguió una difusión masiva sin los habituales gastos de marketing. Sin embargo, parte de los fondos de campaña se destinaron a cubrir los elevados costos legales de Trump, lo que obligó a ser aún más selectivo en la inversión publicitaria.
Los influencers como piezas clave del tablero de Trump
Una de las piezas más innovadoras de la estrategia de Trump fue la integración de influencers en eventos políticos. Desde el inicio de la campaña, estas personalidades no solo promovieron su mensaje, sino que también asistieron a los debates y a la Convención Nacional Republicana, reforzando la presencia del partido en las redes sociales. Durante su discurso de victoria, Trump subió al escenario junto a Dana White, CEO de la UFC, quien agradeció personalmente a los influencers por su papel en el triunfo. La lista incluía nombres como Theo Von y Joe Rogan, quienes llegaron a millones de jóvenes, transformando su apoyo en una participación tangible en las urnas.
La campaña también promovió un mensaje cercano a través de los influencers, en vez de depender de anuncios pagados que suelen ser ignorados por los jóvenes. La influencia de estos rostros conocidos fueron clave para movilizar a un sector de la población que, a menudo, se mantiene al margen del proceso político. De esta manera, la campaña de Trump se adaptó a la nueva generación de votantes, aquellos que prefieren recomendaciones de personas a las que siguen y en las que confían.
Una inversión que salió bien: Trump fue reelegido presidente de Estados Unidos
Si bien la campaña de Harris recaudó y gastó significativamente más que la de Trump, este último demostró que el gasto no siempre garantiza la conexión efectiva. La clave del éxito estuvo en entender dónde y cómo llegar al público deseado. La campaña republicana no solo se centró en el alcance masivo, sino en la fidelización de una audiencia con valores similares. Mientras Harris apostaba por la amplitud y la viralidad en plataformas como TikTok, Trump decidió profundizar y establecer un diálogo más cercano, utilizando plataformas y voces de confianza para captar la atención de los jóvenes dentro de un nicho.
El triunfo de Trump en 2024 ofrece una lección sobre el futuro de la publicidad política en la era digital. Frente a un público cada vez más escéptico y menos receptivo a las formas tradicionales de comunicación, la apuesta por influencers con ideas políticas similares y formatos de contenido más largos se ha consolidado como una estrategia poderosa. Este enfoque, que capturó el voto juvenil y reforzó la lealtad en sus bases, demuestra que en la era de las redes sociales, la autenticidad y la conexión pueden ser tan valiosas como el mensaje mismo.
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